¿Qué ocurriría si la Ally Sheedy de El Club de los Cinco (John Hughes, 1985) se hubiera enamorado de un vampiro que parece haberse escapado de una banda emo o, en su defecto, de una novela de Oscar Wilde? (que tiene contra Wilde, a mi me encanta) Quién sabe: si John Hugues hubiera reinventado el cine teenager en el siglo XXI tal vez habría hecho una película como Crepúsculo. (Sinceramente lo dudo, a menos claro; que desen catalogar twilight como comedia) Lo más conmovedor del film de Catherine Hardwicke es lo muy en serio que se toma la angustia y el amor adolescentes, con sus ritos de paso y sus subidas de adrenalina, con sus réplicas imposibles y su deseo reprimido. Crepúsculo podría haber sido un Yo fui un Drácula adolescente para lectoras de Superpop, pero, lejos de caricaturizar los sentimientos de diferencia y marginación tan caros a la sensibilidad juvenil, los convierte en elementos indispensables para entender el romanticismo del mito vampírico.
Dada la asepsia erótica que se impone en la relación amorosa entre una humana y un vampiro que intenta vivir una vida más o menos normal con su incestuosa familia,(Dios esto parece escrito por Jessica Stanley) podría pensarse que Crepúsculo apoya con todas sus fuerzas la abstinencia sexual en tiempos más retrógrados de lo que desearíamos, pero lo cierto es que es coherente con el espíritu ingenuo y honesto de la historia de amor más casta y auténtica que nos ha dado el cine teen americano desde Spider-Man (Sam Raimi, 2002).
Para los que crean en el amor eterno
Lo mejor: la química entre los protagonistas. (En esto concuerdo, para mi el cast de la peli es muy. muy bueno)
Lo peor: el exceso de metraje,
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